La Resurrección de Cristo es sobre todo el triunfo de la vida por sobre la muerte, pero no solo la muerte corporal sino todo tipo de muerte, como ser: la muerte del ser humano en su espíritu, en su actividad creadora, en su ser pleno como tal. La resurrección de Cristo marca que el ser humano es un ser vivo para la vida y nadie tiene el derecho de convertirlo en un ser gris, monótono, repetitivo y rutinario; de ninguna manera, la resurrección de Jesús es el triunfo de la capacidad creadora del ser humano para dar vida, para vencer las cadenas de “las muertes” y ser seres luminosos que sean guía de luz para otros.